El Servei Jesuïta als Refugiats i Migrants porta, des de Santo Domingo, 200 tones d'aliments i aigua a Port-au-Prince, que es reparteixen amb l'ajuda de la població.
Des de la República Dominicana, les organitzacions locals estan treballant coordinadament per fer arribar l'ajuda per terra als seus veïns haitians. El dispositiu que s'ha organitzat compta amb tres equips: un centre d'emmagatzematge de grans dimensions a Barahona, situat prop de la frontera amb Haití; un equip humà a Jimaní, a la frontera, que decideix l'ajuda que entra a Haití i amb quins mitjans; i una comissió a Port-au-Prince que detecta possibles centres que ofereixin garanties per a la recepció i distribució de l'ajuda.
Sonia Adames, directora d'acció social del Servei Jesuïta a Refugiats i Migrants de Santo Domingo, ens ha explicat com s'han fet arribar ja per terra 200 tones d'aliments i aigua potable a Port-au-Prince, amb un operatiu que garanteix que l'ajuda arribi d'una forma el més organitzada possible.
Adames ha parlat també de les notícies sobre episodis de violència en la distribució d'ajuda, i ha alertat del perill d'aquest tipus d'informacions, ja que des de República Dominica hi ha forts prejudicis envers els haitians i es poden explotar aquestes informacions. Tot país en condicions similars és susceptible de patir tensions i saquejos.
Sobre aquesta qüestió, el director del SJRM, Mario Serrano, des d'Haití, relata en primera persona com va ser el repartiment de l'ajuda, passant de la inquietud i la sensació d'inseguretat al compromís dels mateixos haitians per protegir la distribució dels aliments.
“Salimos de Santo Domingo hacia Haití y cruzamos la frontera con dos grandes camiones de ayuda. Nos aseguramos de ser acompañados de seguridad militar. Llegamos al noviciado jesuita ya casi de noche y no descargamos los camiones por miedo a la reacción de la población. Ya no teníamos seguridad militar... Pero tuvimos dos policías para la vigilancia de esa noche.
Al día siguiente, temprano en la mañana descargamos y luego nos reunimos para organizarnos. Mientras nos reuníamos un gran número de personas empezó a golpear la puerta pidiendo que se distribuyera la comida. Detuvimos la reunión y pensamos en lo peor. Hubo que llamar al policía. Llegó la policía y la gente no se dispersó. El comandante nos pidió que les diéramos una botella de agua y les despidiésemos con la promesa de que también a ellos les daríamos la ayuda recibida. La gente aceptó y les prometí que iría a hablar con ellos más tarde.
Esa tarde me acerqué a ellos. Nuestro noviciado está en la entrada de su barrio, que es muy pobre y en el que residen muchas víctimas del sismo. Esa tarde tuvimos una excelente asamblea de moradores. Entendieron que necesitábamos tiempo para organizar la distribución, nosotros entendimos que ellos también debían ser beneficiarios de nuestra ayuda. Compartí con ellos nuestro miedo y sentimiento de inseguridad, ellos nos afirmaron que en la zona ellos pondrían la seguridad, se organizaron para recibir la ayuda y se comprometieron a ayudarnos a descargar los camiones de ayuda.
No sabe la alegría que me dio todo este proceso. Una alegría ligada a una nueva compresión de la situación, a unas referencias muy concretas de personas, a una nueva forma de gerencias la ayuda. Hay que integrar a la gente lo más que se pueda en el proceso mismo... Cuando se agolparon la gente a nuestra puerta exigían comida, con enojo y valor. Recuerdo mi temor frente a tanta gente. Ahora veo caras amigas, gente con las cuales compartir y trabajar juntos por una misma causa... Ahora tenemos una seguridad y protección más fuerte que la que nos pueden brindar las fuerzas militares, tenemos el acompañamiento de quienes pretendíamos acompañar y ayudar...”.
Des de la República Dominicana, les organitzacions locals estan treballant coordinadament per fer arribar l'ajuda per terra als seus veïns haitians. El dispositiu que s'ha organitzat compta amb tres equips: un centre d'emmagatzematge de grans dimensions a Barahona, situat prop de la frontera amb Haití; un equip humà a Jimaní, a la frontera, que decideix l'ajuda que entra a Haití i amb quins mitjans; i una comissió a Port-au-Prince que detecta possibles centres que ofereixin garanties per a la recepció i distribució de l'ajuda.
Sonia Adames, directora d'acció social del Servei Jesuïta a Refugiats i Migrants de Santo Domingo, ens ha explicat com s'han fet arribar ja per terra 200 tones d'aliments i aigua potable a Port-au-Prince, amb un operatiu que garanteix que l'ajuda arribi d'una forma el més organitzada possible.
Adames ha parlat també de les notícies sobre episodis de violència en la distribució d'ajuda, i ha alertat del perill d'aquest tipus d'informacions, ja que des de República Dominica hi ha forts prejudicis envers els haitians i es poden explotar aquestes informacions. Tot país en condicions similars és susceptible de patir tensions i saquejos.
Sobre aquesta qüestió, el director del SJRM, Mario Serrano, des d'Haití, relata en primera persona com va ser el repartiment de l'ajuda, passant de la inquietud i la sensació d'inseguretat al compromís dels mateixos haitians per protegir la distribució dels aliments.
“Salimos de Santo Domingo hacia Haití y cruzamos la frontera con dos grandes camiones de ayuda. Nos aseguramos de ser acompañados de seguridad militar. Llegamos al noviciado jesuita ya casi de noche y no descargamos los camiones por miedo a la reacción de la población. Ya no teníamos seguridad militar... Pero tuvimos dos policías para la vigilancia de esa noche.
Al día siguiente, temprano en la mañana descargamos y luego nos reunimos para organizarnos. Mientras nos reuníamos un gran número de personas empezó a golpear la puerta pidiendo que se distribuyera la comida. Detuvimos la reunión y pensamos en lo peor. Hubo que llamar al policía. Llegó la policía y la gente no se dispersó. El comandante nos pidió que les diéramos una botella de agua y les despidiésemos con la promesa de que también a ellos les daríamos la ayuda recibida. La gente aceptó y les prometí que iría a hablar con ellos más tarde.
Esa tarde me acerqué a ellos. Nuestro noviciado está en la entrada de su barrio, que es muy pobre y en el que residen muchas víctimas del sismo. Esa tarde tuvimos una excelente asamblea de moradores. Entendieron que necesitábamos tiempo para organizar la distribución, nosotros entendimos que ellos también debían ser beneficiarios de nuestra ayuda. Compartí con ellos nuestro miedo y sentimiento de inseguridad, ellos nos afirmaron que en la zona ellos pondrían la seguridad, se organizaron para recibir la ayuda y se comprometieron a ayudarnos a descargar los camiones de ayuda.
No sabe la alegría que me dio todo este proceso. Una alegría ligada a una nueva compresión de la situación, a unas referencias muy concretas de personas, a una nueva forma de gerencias la ayuda. Hay que integrar a la gente lo más que se pueda en el proceso mismo... Cuando se agolparon la gente a nuestra puerta exigían comida, con enojo y valor. Recuerdo mi temor frente a tanta gente. Ahora veo caras amigas, gente con las cuales compartir y trabajar juntos por una misma causa... Ahora tenemos una seguridad y protección más fuerte que la que nos pueden brindar las fuerzas militares, tenemos el acompañamiento de quienes pretendíamos acompañar y ayudar...”.
Podeu trobar més informació a la pàgina web dels jesuïtes: http://www.jesuites.net/noticies/
L'ONG Entreculturas s'ha posat en marxa també per fer front a l'emergència a través de la seva contrapart local, el SJRM. Hi ha dos comptes bancaris per a canalitzar l'ajuda:
* Santander 0049 0496 83 2010200200
* BBVA 0182 4000 62 0208002127
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